Cada día vemos más personas volteando los envases de los alimentos en los supermercados y revisando obsesivamente las etiquetas. En la última década la sociedad se ha vuelto cada vez más consciente de la importancia de los alimentos que consume; pero qué pasa con el aire que respiramos diariamente.
La OMS estima que 7 millones de muertes ocurren cada año debido a la contaminación atmosférica. De ellas 3,8 millones mueren por contaminación del aire doméstico y un 95%de la población mundial vive en una zona con una cantidad de partículas en el aire superior a la recomendada.
En Chile las cifras no son mucho más alentadoras. En un reciente estudio publicado por Greenpeace nueve ciudades chilenas están situadas como las más contaminadas de Sudamérica.
Chile ocupa el lugar 26 entre los 73 países que consideró la medición, quedando en el segundo puesto en Sudamérica tras Perú.
Desde la región de O’Higgins a la región de Aysén, el 74% de los hogares consume leña para calefaccionar los hogares y cocinar los alimentos.
Según Patricio Pérez, académico del departamento de Física de la Universidad de Santiago y especialista en contaminación atmosférica, su uso está muy arraigado, especialmente en el sur del país, por su precio, abundancia y por un componente cultural: “En el sur, el lugar donde está la estufa a leña es el lugar de reunión”.
Sin embargo, de acuerdo a un estudio del Ministerio del Medio Ambiente,es la principal fuente emisora de material particulado fino a nivel nacional con un 86,7%.
La OMS mide dos tipos de material particulado, el PM10 y PM2,5.Ésta última, que tiene sólo 2,5 micrómetros de diámetro, puede penetrar el tejido pulmonar y entrar en el torrente sanguíneo, donde daña las arterias y causa enfermedades cardiovasculares.
Para el médico broncopulmonar del Hospital El Carmen de Maipú y Clínica Bicentenario, Gustavo Medrano, la leña hoy está reconocida como uno de los factores de riesgo más importantes, detrás del cigarro, en la generación de enfermedades pulmonares, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y la fibrosis pulmonar.
De acuerdo al especialista, “dentro de los grupos más afectados están los adultos que se han visto expuestos por largos períodos de tiempo al humo de leña, pero también los niños, donde hay un mayor riego de asma”.
Para Patricio Pérez falta crear conciencia en la población sobre los riesgos de la contaminación. “Las alternativas no son fáciles de conseguir por que hay un tema económico de por medio”, dice.
Desde el gobierno, el Programa Recambio de Calefactores del Ministerio del Medio Ambiente, es una de las principales medidas para atacar el problema.
Quisimos saber un poco más, así que nos contactamos con la Ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, quien nos dijo:
Carolina Schmidt, Ministra del Medio Ambiente
De acuerdo a la secretaria de estado, la idea es avanzar a una matriz energética más sustentable y eficiente, que ayude a mejorar la calidad de vida de las personas. “Hoy en día el mercado ofrece distintas alternativas de calefactores más tecnológicos y eficientes, que distribuyen de mejor forma el calor al interior de las viviendas.”
La tecnología inverter, por ejemplo, es actualmente una de las más eficiente del mercado, permitiendo generar hasta un 70% de ahorro de energía en comparación con otros sistemas tradicionales de climatización, y con cero índices de contaminación.
Para el académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Jorge Rivera, al sustituir el consumo de leña se obtienen grandes ganancias desde el punto de vista social.
“Sería muy interesante, y relevante, poder evaluar de manera más concienzuda los efectos de la contaminación en, por ejemplo, ausentismo laboral y ausentismo escolar. Entiendo que sobre esas cuestiones hay muy poca investigación y antecedentes”, agregó.
En Coyhaique, el 97% de las emisiones son de calefacción residencial y el 3% restante es de industria o de calderas de hospitales y de colegios.
En relación a esto, la Ministra afirma que las conductas humanas pueden tener un alto impacto para mejorar la calidad del aire y la salud de la población. “La educación ambiental también es un factor importante porque nos permite llegar a los niños, que son los principales agentes de cambio. Ellos son los primeros en llamar a la conciencia de los adultos, y los invitan a ser más responsables con el cuidado del medio ambiente”, puntualizó.
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